«La característica particular del impacto de la pandemia sobre el mercado laboral argentino fue que tuvo redes de contención: la doble indemnización, la prohibición de despidos y medidas como el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP) y el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), de ahí que haya registrado un menor impacto que otros países», remarcó Chouza.
El economista se refirió de esta forma a un informe elaborado por el Observatorio de Políticas Públicas de la Undav, que dio cuenta que el empleo total registrado creció en julio en 14.800 personas respecto a igual período de 2019.
A esto se sumó que la cantidad de personas asalariadas en el sector privado se incrementó durante ese mismo mes un 0,1% con respecto a mayo, con lo que acumuló el segundo período consecutivo de expansión.
Respecto de la remuneración imponible promedio de los trabajadores estables (Ripte), a precios de julio, se ubica 1,3% por encima de lo registrado en diciembre de 2019, en tanto el Índice de Salarios del Total Registrado mostró un aumento de 5,5% contra el mes previo.
«Se instala que los salarios están destruidos, y si bien es verdad que todavía están entre 20% y 24% por debajo de los de 2015, cuando uno toma una serie larga para el análisis, esta se compone de diferentes períodos, y lo que se observa es que cuando más cayeron fue en acumulado de 2018 y 2019», precisó Chouza.
En cambio, «desde el inicio de la actual administración, para el segmento registrado (porcentaje de la torta que explica una masa de 12 millones de trabajadores y que constituye entre el 60% y el 65% del total) se está 1,3% arriba», afirmó.
Según el economista, por eso «no hubo caída del poder adquisitivo entre los asalariados registrados».
«Esto no llega a sentirse todavía en la calle y hay que apuntalarlo, pero independientemente de lo que falta, que en una pandemia y en una crisis de deuda no haya caída de los salarios es algo para resaltar», aseveró.
Por otro lado, respecto de las expectativas empresarias, se desprende de la Encuesta de Indicadores Laborales, base del análisis de la Undav, que agosto resultó ser el séptimo mes consecutivo con una mayor proporción de opiniones optimistas respecto de aumentos previstos en las plantillas.
En un análisis histórico sobre a la evolución del empleo registrado desde enero de 2009 a diciembre de 2015, se observa un crecimiento de 69.300 trabajadores, lo que significó un aumento del 5,9%.
En esa línea, el estudio contextualiza que «durante el Gobierno de la alianza Cambiemos, la industria manufacturera experimentó una contracción de su dotación de 166.700 personas, es decir un retroceso del 13,3%».
Frente a ese escenario, y en contexto de pandemia, «la actual gestión logró aumentar la cantidad de asalariados privados en 22.600 personas, un 2,1%, además de que, desde la asunción de Alberto Fernández al frente del Ejecutivo nacional, el empleo industrial creció en 13 de los 19 meses comprendidos entre enero de 2020 y julio último».
El economista destacó lo ocurrido en la industria y resaltó que «a excepción de lo observado durante el pico de la pandemia, y durante el curso de la misma, se creó empleo a una velocidad importante».
«La ocupación fabril contabiliza hoy 20.000 puestos de trabajo por encima de los niveles con que esta administración asumió el gobierno nacional», resaltó el analista.
En ese sentido, Chouza agregó que «es importante desarmar el mito de que se hayan perdido millones de puestos de trabajo en el último año».
Explicó: «en el segundo trimestre de 2020 tuvimos sí un impacto sobre 1.700.000 puestos, pero se trató de algo provisorio porque en ese número tenía una fuerte incidencia todo el sector del empleo informal, que no podía trabajar como consecuencia de las medidas de aislamiento obligatorio».
Sin embargo, «desde el tercer trimestre en adelante, esa curva empieza a levantar, y hoy en día estamos levemente por arriba de diciembre de 2019», aseguró.
En el caso del empleo privado, dijo que «aún se encuentra en niveles levemente por debajo de las cifras de ese mes, pero con una tendencia creciente también, con una dinámica gradual de recuperación y crecimiento».
Respecto del segmento de trabajadores informales, y consultado sobre si es posible llevar adelante políticas de registración que disminuyan de manera acelerada los niveles de informalidad, Chouza sostuvo que «la informalidad es un asunto pendiente, y antes, en 2015 o 2016, tal vez era el gran problema».
«Pero hoy no estamos cerca del pleno empleo como estábamos en 2015, en donde había que trabajar fuertemente la informalidad. Hoy, primero es necesario crear empleos, y en segundo lugar, que sean de calidad y con plenos derechos», sintetizó.
Luego, continuó Chouza, «la segunda prioridad y absolutamente importante es la cuestión de la informalidad en el mercado laboral», que se resuelve con políticas de largo plazo: «algunas de carácter más institucional y con un abordaje integral, aunque no hay soluciones mágicas».
En definitiva, concluyó, «el principal factor que moviliza la creación de empleo en nuestra economía es la actividad económica, cuando esta está sólida y crece de manera sostenida y no interrumpida por crisis coyunturales, el empleo acompaña, con cierta elasticidad, pero crece».