La vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, ratificó que no será candidata en las elecciones de este año. Ya lo había dicho el 6 de diciembre de 2022, tras conocerse la sentencia del tribunal Oral Federal 2 por la causa denominada Vialidad, en la que la condenaron a seis años de prisión y la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. En medio del operativo clamor que venía llevando adelante el kirchnerismo para que ella sea la candidata del peronismo, y una vez finalizado el Congreso del PJ, CFK publicó una carta en la que repitió lo que había dicho en diciembre y dejó en claro su decisión: «Ya lo dije el 6 de diciembre del 2022. No voy a ser mascota del poder por ninguna candidatura», aseguró y aclaró: «Como vengo sosteniendo desde hace mucho tiempo, no se trata sólo de la proscripción de una persona, sino del peronismo».
Las promesas incumplidas de la democracia en la cercanía de los 40 años de su restitución, la ausencia de respuestas a los problemas económicos y sociales, la Corte Suprema como «task force» de la oposición y de los poderes concentrados y una durísima crítica al FMI por su préstamo «insólito, inédito y político» al gobierno de Mauricio Macri, convalidado más tarde por Alberto Fernández fueron algunas claves de la carta. El jueves, al cumplirse exactamente cuatro años desde que anunció la fórmula que encabezaría Alberto Fernández con ella como vicepresidenta, CFK dará una entrevista mientras crece la expectativa sobre nuevas definiciones.
Cómo sigue
En su carta, CFK adelantó, tal como dijo en su último discurso en Río Negro y como repitió su hijo, Máximo Kirchner, al cierre del congreso del PJ bonaerense el sábado pasado, que «ante esta situación resulta imprescindible —más que nunca— la construcción de un programa de gobierno que vuelva a enamorar a los argentinos y las argentinas, y convencerlos de que un país mejor no sólo es posible sino que, además, es deseable. Un programa de gobierno que es necesario no sólo para el peronismo, sino para el sistema democrático en su conjunto». A la salida del Congreso del PJ, dirigentes de su espacio aseguraban que «ella sigue siendo la conducción», y que ahora es necesario esperar para que CFK indique los pasos a seguir. Además, puntualizaban: «De esto se sale con un programa y con la suscripción de las partes a ese programa». «Tendremos que trabajarlo y todos seremos garantes de que se cumpla», explicaban.
Ahora restará esperar si el peronismo decide o no ir por unas internas o por un candidato único. Los nombres que suenan son el ministro de Economía, Sergio Massa, — que reclama que no haya PASO—; el embajador en Brasil, Daniel Scioli; el ministro del Interior, Eduardo «Wado» de Pedro; el jefe de Gabinete, Agustín Rossi —que luego del anuncio de CFK dijo que en los próximos días oficializaría su candidatura— y dirigentes sociales como Juan Grabois, entre otros.
Una bomba tras el Congreso
La noticia cayó como una bomba en el microestadio de Ferro, donde se terminaba de llevar a cabo el Congreso del PJ nacional. Allí los casi 500 congresales de todas las provincias, tan sólo minutos antes, habían cantado con los dedos en V «Cristina Presidenta». De hecho, muchos de ellos al día siguiente tenían cita en la sede porteña del sindicato SMATA para organizar un nuevo acto del «operativo clamor», esta vez, planificado para el 25 de mayo en la avenida 9 de Julio. La reunión, según contaron a este diario sus organizadores, se sostendrá, pero allí definirán qué harán con el evento y si seguirá en pie tras la definición de la vice.
En el Congreso del PJ se definió que la persona encargada de firmar la autorización para construir las alianzas electorales con la que el peronismo irá a los comicios, será solo el presidente del Congreso, Gildo Insfrán. No tendrá lapicera para ello el Presidente, Alberto Fernández, como se había especulado. Eso ocurrió años anteriores como en 2019 cuando, por ejemplo, los encargados de la firma fueron Insfrán y el expresidente del Partido, José Luis Gioja. Esta vez Fernández quedó corrido de la política de alianzas.
Antes de bajar al escenario donde se votaron los cinco puntos del orden del día (todos salieron por unanimidad), hubo una reunión reducida en la que estuvieron el jefe de gabinete Agustín Rossi, el vice Juan Manuel Olmos, el Canciller Santiago Cafiero, Insfrán, «Wado» de Pedro y el gobernador en uso de licencia de Tucumán, Juan Manzur.
Allí se definió que Insfrán iba a ser la única firma para construir las alianzas, pero se debatió si tenían que tener firma o no el Presidente y el gobernador Axel Kicillof. Algo que no ocurrió. También se definió la renovación de las autoridades del Congreso, que más tarde fue votada. Estaba previsto que el Presidente asista –y hasta tuvo una silla asignada en el escenario– pero definió no ir. En el centro del escenario, se sentó Insfrán, a su lado De Pedro y del otro lado la titular del ANSES, Fernanda Raverta, que fue elegida como una de las vicepresidentas del Congreso. Insfrán, en tanto, volvió a ser elegido como Presidente.
«Esta persona va a hacer la mejor alianza para que el peronismo siga siendo gobierno», dijo el gobernador de Formosa para cerrar. Durante la media hora que duró el Congreso se votó la orden del día; se convocó a la marcha del 25; se cantó «Cristina Presidenta»; se repudió el fallo de la Corte Suprema que suspendió las elecciones en Tucumán y San Juan y para terminar se cantó la marcha peronista con los dedos en V. Cuando todos salían y daban declaraciones empezaron a sonar los teléfonos y los dirigentes frenaban las entrevistas que estaban realizando para tomarse un minuto y leer en sus celulares la carta de la vicepresidenta.