Elegir el término “Patria” para la nueva denominación y centrar la prioridad en una nueva relación con el FMI que elimine los condicionamientos a la política económica fueron las señales que surgieron esta semana para empezar a definir el eje programático que planteó Cristina Kirchner. Las escaramuzas para ordenar la interna eran previsibles y peligrosas para la nueva alianza que se mueve en un camino finito de crítica al gobierno y de tratar al mismo tiempo de no expulsarlo y contenerlo.
A diferencia de la tendencia a diluir contenidos para ser más abarcativos, el nombre de Unión por la Patria, que reemplaza al Frente de Todos, plantea dos convocantes con peso definido. “Unión” y “Patria” es más que “Frente” y “Todos”. Al mismo tiempo, esa elección sugiere una situación de riesgo para la Patria, por la que se convoca a esa Unión. Está la conciencia de esa situación de riesgo en la decisión de los integrantes de la alianza. Esa sensación también está latente en la sociedad, expresada en el crecimiento de las propuestas más extremas.
Las otras propuestas representadas por dos variantes de un neoliberalismo autoritario y conservador apuntan a cuestiones como “la casta política” o “la seguridad”, pero evitan hablar de temas económicos.
Al señalar a la monumental deuda que contrajo Mauricio Macri con el FMI como la causa de los ajustes y la inflacion que castigan a los argentinos y que han puesto en riesgo a la Patria, Unión por la Patria reconoce las consecuencias pero a diferencia de Juntos por el Cambio, aborda también lo que considera la causa de esos problemas.
Martín Redrado, que se apunta como el principal asesor de Horacio Rodríguez Larreta, afirmó que en vez de “mendigar” en China o negociar con el FMI, la solución sería aumentar las exportaciones para tener dólares. En esa frase está implícito el aumento de la explotación hidrocarburífera como materia de exportación. Pero ese punto será posible gracias a la renacionalización de YPF, la explotación de Vaca Muerta y el gasoducto Néstor Kirchner, todas medidas de los gobiernos populares. Mauricio Macri obstaculizó o frenó a todas ellas.
El nuevo nombre del Frente de Todos es simplemente un mensaje que después se puede cumplir o no. La figura de Cristina Kirchner como vector de esa alianza tiene la fuerza de que tanto en su gobierno como en el de Néstor Kirchner, esas aspiraciones se convirtieron en acción.
Los términos “Unión” y “Patria” han sido bastardeados infinidad de veces. Sobre todo “Patria”, usado por la dictadura para cometer todo tipo de fechorías contra el pueblo. Y no existe “Patria” sin pueblo. El pueblo es constituyente del concepto de “Patria”. La dictadura reemplazó con los símbolos, como el himno o la bandera, a los conceptos que simbolizan. La frase “la Patria es el Otro” rescató para el concepto de Patria el significado comunitario, la categoría social, que realmente tiene. Es comunidad cultural, de intereses, de historia, de geografía y de sus riquezas naturales.
Hay sectores de izquierda local que rechazan esa idea porque confrontan el nacionalismo con el internacionalismo. Pero nadie puede defender una causa distante si no sabe defender lo que tiene. Y la derecha cree que ser nacionalista es saludar a la bandera y andar a caballo o bailar el malambo pero dejar que las trasnacionales se lleven las riquezas del país o decidan la suerte de los argentinos. Para el neoliberalismo hablar de Patria resulta anacrónico en un mundo globalizado y hegemonizado por Estados Unidos.
La Patria es el Otro y la Patria Grande hacia la integración de los pueblos latinoamericanos, son conceptos que confluyen en una idea actual de la Patria. Es el término-concepto más contrapuesto en su esencia al neoliberalismo.
El anuncio del nuevo nombre del ex Frente de Todos coincidió con las primeras escaramuzas de la interna. Cristina Kirchner se mostró molesta por la amenaza de la lista que encabeza Daniel Scioli, de judicializar el debate. El reconocimiento de Scioli de que fue tentado por Patricia Bullrich para acompañarla tampoco resulta positivo para esa interna. Son contactos tóxicos. Es una candidata que promete ajuste y represión y esa relación deja la impresión de que el sciolismo podría acompañarla en el Congreso.
Cristina recordó en Santa Cruz que hubo legisladores del peronismo que apoyaron el proceso de endeudamiento acelerado que impuso el gobierno macrista. Un recordatorio que involucró al massismo. Los únicos que votaban en contra y en minoría eran los legisladores del kirchnerismo y la izquierda.
El discurso de la vicepresidenta en Santa Cruz reconoció como sus aliados a Scioli, que de alguna manera representa al albertismo, y al massismo. Pero al poner prioridad en el tratamiento de la deuda con el Fondo y recordar sus pecados –a uno en la negociación posterior con el Fondo y a los otros por la votación que resignó el pago a los fondos buitre– puso un aviso sobre la necesidad de mantener esa unidad en situaciones difíciles, como gobierno o como oposición.
Al otro día de ese discurso, el viernes, se conocía que el Partido Fe, que dirigía el fallecido Momo Venegas, y el partido Tercera Posición de Graciela Camaño, sellos huecos que provienen del peronismo, iban a seguir el derrotero de Florencio Randazzo y Miguel Angel Pichetto para integrarse al macrismo. Más allá de las dudas que persisten sobre las listas, si Wado de Pedro o Sergio Massa, e incluso Axel Kicillof, las advertencias de Cristina tienen fundamento. Por ahora las especulaciones sobre quién encabezará la fórmula se mantienen como conjeturas.
En el campo opuesto, uno de sus precandidatos sufrió la consecuencia de fenómenos muy ejemplificadores. Envanecido por el respaldo que logró su gestión en Jujuy, el gobernador Gerardo Morales hizo invitar al director de cine James Cameron, reconocido por películas como Titanic y Avatar y por su respaldo al ambientalismo. Fue parte de su campaña como precandidato del macrismo y como una forma de legitimar la explotación del litio. Pero representantes de los pueblos originarios demostraron a Cameron que había sido engañado y que la forma como se encaró esa explotación afecta al medio ambiente y a esos pueblos. Cameron reaccionó, convocó a una conferencia de prensa y dijo que Morales lo había “emboscado”.
En ese momento, se produjeron en todas las ciudades de Jujuy, pero sobre todo en su capital San Salvador, masivas movilizaciones de protesta. Comenzaron por la discusión salarial de los docentes, pero se sumó toda la comunidad educativa. Fueron cuadras y cuadras de columnas apretadas de personas que manifestaban su rechazo. Morales emitió un decreto para penalizar las protestas callejeras. La protesta aumentó y lo tuvo que retirar. Ahora impondrá esas penalizaciones en la reforma de la Constitución provincial.
Muchas de esas personas que se movilizaron fueron parte de su base electoral que no se inmutó cuando persiguieron en forma ilegal a Milagro Sala. Pero ahora se movilizan ante la posibilidad de que esa represión los abarque. Es probable que empiecen a sentir que también fueron “emboscados”, como Cameron.