Patricia Bullrich comenzó a jugar el juego de las siete diferencias con Javier Milei. Si bien la candidata de Juntos por el Cambio no tiene la menor intención de mostrarse moderada y de seguir lo que se podría llamar «el camino de Larreta», sí decidió contrastar en aquellos puntos donde su equipo de campaña considera que Milei se muestra poco serio. Así, en la primera semana de campaña los contrastes fueron selectivos pero existieron. Ella se diferenció ante la idea de cerrar el CONICET que planteó Milei. También su eventual canciller Federico Pinedo atacó las propuestas del candidato de La Libertad Avanza de irse del Mercosur y de no negociar más con China. En ambos casos, la apuesta fue a mostrarse como una derecha «más seria» que la de Milei camino a seducir al electorado.
Bullrich ya lo tiene claro: la pelea no será por unos votos de centro que en su equipo creen que ya no existen más. La pelea será por el electorado de derecha y será con Milei. El equipo de campaña todavía está delineando muchos aspectos de la estrategia, que incluyen negociar con Horacio Rodríguez Larreta el rol que tendrá a futuro. Y establecer cuánto aparecerá el expresidente Mauricio Macri (Bullrich desea que sea lo menos posible para no acrecentar el factor de «doble comando» en caso de que consiguiera llegar a la presidencia).
¿Bullrich moderada?
Mientras se definen esas líneas, Bullrich quedó atrapada en la agenda que propuso Milei y terminó quedando en una posición menos ultra, le guste o no. Por ejemplo, cuando le preguntaron qué pensaba de la idea de Milei de cerrar el CONICET. “La ciencia es fundamental”, contestó Bullrich. “Queremos una ciencia cada vez más aplicada a tener patentes, creatividad”, pero que el Conicet “sea más dinámico y un organismo más flexible”. “La Argentina necesita tener producción”, remarcó. Es decir, no cerrarlo, pero ponerlo al servicio del mercado.
Aquí se produce un efecto paradójico: Milei la deja a Bullrich casi defendiendo al CONICET, cuando durante el gobierno de Macri el organismo, si bien no fue cerrado, sufrió un fuerte desfinanciamiento y un ataque a sus investigadores.
No fue el único caso en el que pasó algo así. También con algunas medidas económicas que plantea Milei. Sobre el Banco Central, Bullrich ya aclaró que no lo cerraría, pero que restringiría su funcionamiento. Y sobre la dolarización, ella dijo que no comparte esa idea, pero que tomaría medidas para abrir el cepo muy velozmente (con una igual de veloz devaluación). Milei está consiguiendo lo imposible: que Bullrich por momentos suene moderada.
Mercosur y China
Pero el equipo de Bullrich encontró otro flanco donde atacar a Milei: en sus planteos de política exterior. El candidato liberal sostuvo que iba a cesar todo comercio con China y que iba a promover que la Argentina abandone el Mercosur. Le salió al cruce Federico Pinedo, eventual canciller de Bullrich: «Escuché propuestas de política exterior de Milei. Irnos de Mercosur sería abandonar una plataforma de negociación exportadora y de inversión de 300 millones de habitantes«.
Pinedo siguió enumerando las consecuencias de lo que propone Milei: «No negociar con China implicaría un daño innecesario a millones de productores y exportadores potenciales argentinos«. De nuevo, es Pinedo; no Mao Tse Tung.
Y por último, el dirigente de Bullrich consideró que «trasladar la embajada de Israel a Jerusalén significaría una provocación innecesaria a todos los países árabes y la posible pérdida de miles de millones de inversiones en infraestructura energética y de transporte para salir de la crisis«. «Chicos, se acabó el recreo», concluyó su hilo de Twitter. Fue la forma elegante de Pinedo de tratar de infantiles las propuestas de Milei.
Una derecha «seria»
Bullrich parece estar encontrando ahí una línea de campaña: plantear que ella representa a una derecha «seria», con equipos, con experiencia de gobierno, con bloques parlamentarios consolidados, frente a un Milei que es poco más que un aventurero.
Quizás sea ese el filón que intente explorar la candidata PRO que, como ya se dijo en este diario, está en una encerrona: si intenta mostrarse moderada, pierde votantes ante Milei, si lo imita a fondo, puede perder ese 11 por ciento que sacó Larreta y que ella necesita como el aire.
Hay tanta sensibilidad en el PRO por cómo Milei les robó la pole position y la bandera del sector disruptivo que hasta hay dirigentes que se la agarraron con el empresario Marcos Galperin, exniño mimado de los gobiernos PRO. Para muestra, se puede ver un tweet de la ex legisladora Gabriela Seijo.
«Dale @marcos_galperin ! Pero capitalismo en serio. No sea cosa que después te pongas sensible y andes llorando lobby para que no entre Amazon a joderte el monopolio«, lo mandó a guardar. Esto, hace solo unos meses, era impensable.