Con un (nuevo) golpe de timón, que va tomando la forma de manotazos de ahogado, La Libertad Avanza busca reacomodar fichas tras la derrota electoral, en un toma y daca que planta al espacio de extrema derecha frente al dilema de las fuerzas del cielo: salir a pescar votos a lo largo y ancho del arco político a excepción de Unión por la Patria, pero enfrentar en ese mismo movimiento el peligro cierto de perder la base de apoyo del 30 por ciento que mantuvo de las PASO para acá, al desdibujar por completo la propuesta con la que se cimentó.
«Ponerle la tapa al ataúd al kirchnerismo», según las gráficas palabras de Javier Milei (por las que fue denunciado) es el nuevo llamado de la hora, muy diferente al de escasos días atrás. Sin ir más lejos el cierre de campaña, cuando llamaba a acabar con «el siniestro amarillo» y «el colectivismo radical». Ahora Milei habla de «cambio» y se pega al discurso de la coalición perdedora, la misma que corre riesgo de deshacerse.
No le sale gratis: en el mismo movimiento, tiene que salir a asegurar que no va a bajarse del balotaje.
Un millón de amigos
Desde ahora Milei tiene una serie de referentes opositores que le parecen «excelentes personas» y destacadas en lo suyo. Del «ingeniero Mauricio Macri» ya había hablado loas. La nueva galería de admirados se fue ampliando denodadamente: «Tengo un afecto enorme sobre Federico Sturzenegger, me parece un ser humano maravilloso, uno de los mejores economistas de Argentina con nivel internacional». «Tengo una excelente relación con Waldo (Wolff), soy amigo». «Con (Florencio) Randazzo tengo una excelente relación, tenemos muy cerca las bancas».
«Me gusta Patricia Bullrich como ministra de Seguridad, encantado de la vida», invitó a la otrora «montonera tirabombas». «A los de izquierda los llamamos para nuestro ministerio de Capital Humano, porque son los que más saben», dijo sobre los que hasta ayer eran «zurdos de mierda». Nada de suspender relaciones con el Vaticano: «Si viene el Papa lo vamos a reconocer no sólo con los honores como jefe de Estado, sino también como líder espiritual de un país católico».
En tren de transformaciones, hasta se hizo hincha de Boca de nuevo: ahora dice que quiere que el club gane la Libertadores, después de haber contado que dejó de ser hincha xeneize tras la vuelta de Riquelme, por considerarlo «un acto de populismo».
«Querer ofrecerle un ministerio a Bregman y otro a Bullrich lo convierte en un payaso», resumió el gobernador Axel Kicillof. Desde los distintos sectores de la izquierda negaron que haya habido ofrecimiento alguno, y además rechazaron de plano cualquier posibilidad de concretar la propuesta: «Es delirante y bizarro», sintetizaron. «Con Milei no vamos ni a mitad de cuadra», «es una provocación más», «un oportunismo absurdo», «es el nuevo Groucho Marx», adjetivaron también.
Macri mete la cola
¿Hay posibilidad de algún tipo de acuerdo político desde Juntos por el Cambio? Las fuentes del PRO consultadas por este diario coincidieron en abrir un paréntesis de suspenso, sin negar, afirmar, ni acercarse a una definición: «Por supuesto que Patricia no va a salir a hablar sola. Tiene ante todo la responsabilidad de cuidar el espacio que preside», respondieron desde el entorno de la candidata derrotada.
Las palabras encierran un tiro por elevación a Mauricio Macri, el gran apuntado por estas horas dentro de las filas cambiemitas. La acusación de «tóxico» y «parricida» se reavivó dentro de las filas del PRO tras las declaraciones de Federico Angelini, el saliente titular interino del partido y hombre de línea directa con el expresidente: “El kirchnerismo es un límite y dar libertad de acción no sería adecuado”, dejó en claro ante una consulta radial.
«Fue una aclaración innecesaria justo ahora, antes de la reunión orgánica», se quejan en Cambiemos, dando a entender que ven allí la cola de Macri marcando la cancha antes del encuentro pactado para el miércoles.
Mientras tanto, el fantasma de una reunión secreta (otra más) entre Milei y Macri sobrevoló todo el día martes. Se reavivó sobre la medianoche, con versiones que situaban en el cónclave también a Patricia Bullrich.
Los que dicen que no
Otras voces dentro de la alianza que amenaza con partirse van en sentido contrario. El lunes mismo, la Coalición Cívica emitió un comunicado contundente: «No votaremos por ninguna de las dos opciones que competirán en el balotaje. No es ni con Massa, ni con Milei».
Entre el lunes y el martes, se sumaron voces de dirigentes del radicalismo que adelantaron su rechazo a una posible alianza: Facundo Suárez Lastra habló de «una derecha fanática, agresiva y autoritaria». Federico Storani lo calificó de «fascista». Su hermana María Luisa, vicepresidenta de la UCR, adelantó que “desde un rol siempre de oposición” va a plantear en su partido “apoyar a Massa” en el próximo balotaje. “Es muy probable que (desde la UCR) apoyen a Sergio Massa”, adelantó la que cree que será la resolución que tomará el Comité Nacional en su reunión plenaria.
Entre tantos nuevos amigos que sumó desde el domingo, hasta el momento Milei excluyó cuidadosamente a Gerardo Morales. «No, en Jujuy tenemos denuncias de que gente de Morales mandó a destruir nuestras boletas», cargó cuando le preguntaron si también haría una alianza con el presidente del Comité Nacional de la UCR.
Una acusación extraña cuando Jujuy fue una de las provincias donde La Libertad Avanza hizo una buena cosecha: obtuvo el 37,4 por ciento de los votos, imponiéndose sobre Unión por la Patria, que sacó el 32,3, y dejando tercero a Juntos por el Cambio con apenas el 19,9 por ciento.
Los que ya se subieron
«Mañana (por el miércoles) va a haber una reunión partidaria en la que se van a plantear las posiciones. Pero yo tengo mi posición personal, voy a acompañar a Javier. Todos hemos dicho cosas que no debíamos en la campaña». Las palabras de Waldo Wolff aparecieron en un cruce supuestamente espontáneo en el canal LN+ , que rápidamente pasó a ser pantalla amigable para el candidato vencedor.
El funcionario se sentó al lado de Milei para adherir a su propuesta de «tábula rasa»: si alguna vez Milei acusó de «poner bombas en jardines de infantes» a la referente de su espacio, y si en esa misma entrevista evitaba retractarse, todo queda perdonado. Sobre el tema, en todo caso, queda abierta la denuncia penal que radicó Patricia Bullrich.
Javier Iguacel fue otro de los que ya se subió al vagón de carga libertario. El ex secretario de Energía del macrismo pegó el salto el martes por las redes sociales: «No es tiempo de tibios. Voy a apoyar a Javier Milei, porque es Libertad o Delincuencia. Siempre fui un defensor de la libertad y la honestidad: en mi vida, en mis trabajos y en mi ciudad. Siempre enfrenté a los poderosos. Denuncié la causa Vialidad hasta Chocolate. Caiga quien caiga», escribió el exfuncionario procesado por favorecer a las empresas del grupo Macri en la concesión de los peajes.
Los que ya se bajaron
En las filas libertarias, mientras tanto, hubo bajas automáticas. Juan Nápoli, titular del Banco de Valores, era el primer candidato a senador de la Libertad Avanza por la provincia de Buenos Aires. Los números no le dieron para entrar (por la minoría resultó electo senador Maximiliano Abad, presidente de la UCR en el distrito).
El mismo domingo en el bunker, entrevistado por un programa de streaming militante, hizo cuentas en el aire y lanzó: «Ya está para mí, hasta acá llegué«.
A ordenar la tropa
Después de papelones varios y de internas a twitazo limpio como la de Lilia Lemoine y el responsable de la estrategia digital, Iñaki Gutiérrez, que le endilgó a la electa diputada «dañar la imagen que la gente tiene de La Libertad Avanza» con su proyecto de renuncia a la paternidad, hacia adentro de la tropa libertaria hay una orden irrestricta por estas horas: guardar silencio, esperar órdenes y cuadrarse.
Una reunión de legisladores de la fuerza que iba a hacerse el martes, fue pospuesta a la espera de indicaciones del comando central.
Ya demasiado se desbandó todo en el bunker, el domingo de elección. Hasta Fátima Florez, en el papel de novia oficial del candidato presidencial, protagonizó un pequeño escándalo en el piso superior, que espantó y puso en guardia al círculo íntimo del libertario. Los que adhieren a la teoría del noviazgo aseguran que fue una escena de celos por Lemoine, que también terminó yéndose antes del bunker, sin subir al escenario.
Frentes internos y externos se multiplican en una Libertad que Avanza en estado de máxima confusión. Lo único claro es que del diccionario libertario queda borrada una de sus entradas: la palabra «casta».