Las autoridades del Congreso de la Nación acordaron un incremento salarial para la planta de trabajadores. Como marca la regla del uso y costumbre, ese porcentaje de aumento se solía trasladar a las dietas de senadores y diputados. Para este mes corresponde que los trabajadores del parlamento reciban una suba del 9 por ciento que debía impactar en las sueldos de los senadores. El cálculo estimativo daba que los legisladores de la Cámara alta recibirían en mano unos 5 millones de pesos. Ante esta posibilidad, los presidentes de los bloques le enviaron una nota a la presidenta del cuerpo, Victoria Villarruel, solicitándole que no aplique ese incremento a las dietas de los legisladores. 

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Desde el entorno de Villarruel se defendían y explicaban que ella no autorizó el aumento, sino que se trata de una negociación paritaria. «Es una paritaria que firmaron en Diputados y el Senado en conjunto para todos los empleados», argumentaban y detallaban que «los senadores, en abril, cuando se aprobaron el aumento anterior, volvieron a engancharse al aumento de los módulos de los empleados«. Eso, según indicaban, produce que, cuando aumentan los módulos para los empleados, también lo hacen las dietas de los senadores.

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A última hora del miércoles, sin embargo, los presidentes de todos los bloques: Juan Carlos Romero (Cambio Federal), Juliana Di Tullio de Unidad Ciudadana, Eduardo Vischi de la UCR, Carlos Espínola (Unidad Federal), Carlos Arce (Frente Renovador de la Concordia Social), Ezequiel Atauche (La Libertad Avanza) y José Mayans (Frente Nacional y Popular), firmaron un documento en el que explicaban que: «con fecha 18/04/24 se aprobó en el recinto el Proyecto de Resolución 615/24 a través del cual se estableció una modificación de las dietas a percibir por parte de los Sres. Senadores y Senadoras Nacionales a partir del mes de mayo; expresando claramente que en esta oportunidad no se modifique la dieta establecida mediante el régimen antes mencionado, hasta tanto se determine un nuevo sistema de liquidación en función de los varios proyectos que se encuentran pendientes de tratamiento en relación a este asunto». En esa línea, solicitaron que «la liquidación sea tal cual la realizada el mes anterior, sin contemplar los incrementos brindados al personal del Senado de la Nación». 

Los trabajadores del Congreso tendrán un incremento en mayo de 9 por ciento —teniendo en cuenta un dos por ciento retroactivo a abril y siete por ciento de mayo—, y es por eso que los sueldos de todos los senadores iba a pasar a $8 millones en bruto a partir del mes que viene. El mes pasado habían cobrado en mano $ 4,5 millones y, con los nuevos aumentos, en junio iban a superar los 5 millones de pesos.

El tema ya había sido un motivo de conflicto entre los representantes de La Libertad Avanza que están en el Congreso y los que están en la Casa Rosada. En marzo, en medio de los discursos de Milei anticasta y a favor del ajuste y del achicamiento casi a su mínima expresión del Estado, se conoció que Villarruel y el titular de la Cámara de Diputados, Martín Menem, habían otorgado a los legisladores nacionales los mismos aumentos que a los trabajadores legislativos: 16 por ciento en enero y un 12 por ciento en febrero

Eso generó críticas por parte de algunos sectores de la sociedad y Milei ordenó retrotraer las dietas a diciembre sin los aumentos. El titular de la Cámara de Diputados hizo caso de inmediato, pero Villarruel dilató la decisión y la terminó aceptando, pero no del todo porque mantuvo el aumento del tramo del 16 por ciento de enero, que los senadores cobraron a diferencia de los diputados. 

En la sesión que hubo en el Senado el 18 de abril, Villarruel permitió una jugada —al no aclarar qué tema se votaría— para que los senadores aumentaran sus sueldos de 1,9 a 4,5 millones de pesos. La votación fue a mano alzada y al final de la sesión. El que rubricó su firma en la propuesta había sido Juan Carlos Romero, aliado de Villarruel, aunque también firmaron Lucila Crexell (Comunidad Neuquén) y Pablo Blanco (UCR). En esa ocasión, los legisladores libertarios, si bien no levantaron sus manos, tampoco pidieron aclaraciones ni que la votación sea nominal. 

En diputados, en tanto, ante el reclamo de los legisladores, Menem prometió que se encargaría del tema después del primero de mayo, pero aún no lo hizo. Los diputados de distintos bloques presentaron proyectos para intentar solucionar esta cuestión. Oscar Agost Carreño, de Hacemos Coalición Federal, propuso equiparar los salarios de las cabezas del poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial, mientras que María Eugenia Vidal del Pro propuso atarlos a los aumentos que tengan los jubilados. 

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El senador Martín Lousteau, en tanto, propuso que un senador cobre lo mismo que un director de escuela primaria de máxima antigüedad en la Ciudad de Buenos Aires, lugar donde funciona el Senado. En su cuenta de X explicó también que «es de vital importancia garantizar que los senadores del interior del país cuenten con los recursos para desempeñar su tarea en el Congreso, pero los gastos de traslado y hospedaje deben estar debidamente justificados y alineados en relación a su función». Por último, contó que establecieron en el proyecto que haya un descuento en la dieta para los senadores que falten a las sesiones o a reuniones de comisión y que, quienes entren a trabajar con los senadores como planta transitoria, deberán irse cuando ese senador finalice su mandato.

El sábado pasado, frente a Milei y distintos funcionarios del gobierno que participaron del Tedeum que se hizo en la Catedral metropolitana por el 25 de mayo, el arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, les había pedido a funcionarios y legisladores que «no se aumenten los sueldos». Argumentó que la Argentina se encuentra atravesando «tiempos muy complicados» y que la sociedad está «haciendo un esfuerzo gigante». «Hagámoslo todos muchachos, por favor, no se aumenten los sueldos. ¡Hagámoslo todos!», manifestó.

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