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José Alperovich, condenado a 16 años de cárcel

El tres veces gobernador y exsenador nacional de Tucumán, José Alperovich, fue declarado culpable por violar y abusar sexualmente de su sobrina segunda en varias oportunidades mientras ella se desempeñaba como su secretaria “en todos los casos, mediando para su comisión intimidación, abuso de una relación de dependencia, de poder y de autoridad”. El juez Juan Ramos Padilla, a cargo del TOC 29, empezó a leer el histórico veredicto este martes a las 20.10 en una sala colmada por periodistas y cámaras de televisión, en la que se destacaba la custodia policial impuesta al exmandatario una semana atrás. 

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El magistrado dio por probados todos los hechos denunciados por la joven. Quien fue dueño y señor de la provincia y amasó una enorme fortuna, escuchó la sentencia con gesto adusto, los ojos entornados y una medallita con inscripciones en hebreo apretada entre los dedos de su mano izquierda, que lo acompañó desde el inicio del juicio oral y público, el 5 de febrero. En un momento, se lo vio secarse algunas lágrimas. Ramos Padilla ordenó que quede detenido inmediatamente y sea trasladado a una unidad penitenciaria federal. Alperovich pasó su primera noche tras las rejas. La condena, leyó el juez, vencerá el 17 de junio de 2040.

Se descuenta que su defensa, a cargo del abogado Augusto Garrido, del estudio del ministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona, apelará el fallo y que en las próximas horas, probablemente este miércoles, pida su excarcelación. Los fundamentos del fallo se conocerán recién el viernes 16 de agosto a las 15.30: se comunicarán a las partes por vía electrónica, anunció el juez. Alperovich cumplirá 70 años en abril del año próximo y podría pedir entonces la detención domiciliaria.

La condena coincide casi con lo que había pedido la Fiscalía, que fue una pena de 16 años y medio de cárcel y puede leerse como un mensaje fuerte a la sociedad contra la impunidad de un personaje tan poderoso, que se manejaba como señor feudal en su territorio. Además, la sentencia avala la importancia de la palabra de la víctima como prueba en casos de violencia sexual.

La querella había pedido 22 años de prisión y la defensa, la absolución de Alperovich con el argumento de que todo era una causa armada por sus adversarios políticos..

¿Qué dice la sentencia?

En el fallo el magistrado dio por probados los 9 hechos denunciados. Ramos Padilla encontró a Alperovich “autor penalmente responsable de los delitos de abuso sexual simple reiterado en tres oportunidades (hechos 1, 3 y 5 de la elevación a juicio), los últimos dos cometidos en grado de tentativa, y otros seis sucesos de violencia sexual agravados por haber sido con acceso carnal por vía vaginal, anal y oral, al haber introducido partes de su cuerpo, su pene por las tres vías y sus dedos en la primera de ellas (hechos 2, 4, 6, 7, 8 y 9), en todos los casos, mediando para su comisión intimidación, abuso de una relación de dependencia, de poder y de autoridad, todos estos en concurso real entre sí”.

En segundo lugar, el juez decretó la inhabilitación especial perpetua para ejercer cargos públicos en el ámbito nacional, provincial y municipal, como había pedido la fiscalía.

Dispuso además, la detención, con prisión preventiva, de Alperovich y su inmediato traslado a una cárcel del Servicio Penitenciario Federal. También, ordenó que se le extraigan muestras de ADN para incorporarlas al Registro Nacional de Datos Genéticos vinculados a Delitos contra la Integridad Sexual.

En la sentencia, además, Ramos Padilla ordenó que se extraigan las declaraciones para investigar por falso testimonio a tres testigos presentados por la defensa. Se trata de Manuel Frías, que trabajó como mozo para Alperovich; Víctor Hugo Decataldo, empresario de transportes que también tuvo una relación sentimental con Sara, una de las hijas del exmandatario, y David Cayatta, exchofer y custodio del dirigente.

También dispuso que se remita la filmación de los testimonios de las perito de parte, presentadas por la defensa, las psicólogas Liliana Sedler y Paula Sánchez Ayala, y copias de sus informes periciales presentados en el expediente al Ministerio de Salud de la Nación, “a los fines de que, por intermedio del órgano que corresponda, evalúen la conducta ética de las profesionales, de acuerdo con lo que surge de los considerandos respectivos”.

En la sentencia, el juez reconoció “el derecho de M.F.L., la denunciante, en lo que hace a la reparación integral en los términos del art. 29, inc. 2 del CPN, de acuerdo a las consideraciones formuladas en la sentencia”. Fue un pedido de la Fiscalía en su alegato. La denunciante no inició demanda civil. Pero el juez le reconoce el derecho a recibir una reparación —una vez que quede firme la sentencia— por los daños que le causaron los abusos.

“Está muy conmovida y aliviada”

“Estamos realmente muy conformes con la sentencia de condena dictada por el juez Ramos Padilla, que pone las cosas en su lugar y viene a hacer justicia, en línea con lo que el fiscal Sandro Abraldes y nosotros habíamos requerido en los alegatos”, transmitieron a través de un comunicado de prensa los abogados de la querella, Pablo Rovatti y Carolina Cymerman, del Programa de Asistencia y Patrocinio Jurídico a Víctimas de Delitos de la Defensoría General de la Nación.

“Hablamos con MFL, que está muy conmovida y aliviada, porque siente que luego de cinco años desde que denunció los abusos y después de haber sufrido una campaña de deslegitimación de su palabra, pudo obtener lo que siempre ha buscado, que no es cargos, ni fama, sino su sanación a través de la justicia, como nos dijo en la primera audiencia de este juicio donde brindó su testimonio durante horas”, sigue el comunicado. Alperovich había sido testigo del segundo matrimonio del padre de la denunciante. Él y Alperovich son primos hermanos.

Rovatti —que no estuvo en la audiencia porque está con licencia— y Cymerman destacaron que “esta sentencia” significa “un hito más en la lucha de las víctimas de violencia sexual contra la impunidad de los más poderosos”. Y destacaron “el trabajo de la justicia nacional en este caso”.

La víctima siguió la lectura del veredicto y de la sentencia de manera virtual.

Minutos después del histórico fallo, la periodista tucumana Milagro Mariona, vocera de MFL, se mostró sorprendida por la decisión del juez de ordenar la detención inmediata del condenado. “El juez ha dado un ejemplo y ha sentado un precedente. No sabíamos qué iba a pasar hoy, confiábamos en la Justicia”, pero “creíamos que el juez iba a ser más blando; fue un mensaje muy importante en contra de la impunidad”, evaluó. También dijo que la denunciante “está satisfecha de que el juez haya encontrado verdad en sus palabras y es lo que pidió desde el momento uno de afrontar este proceso”. Y ante una pregunta sobre qué significaba para el movimiento feminista este resultado del juicio, respondió: “Es muy importante”. Y agregó: “Cuando preguntas dónde están las feministas… acá estamos, acompañando a las víctimas”.

La lectura del fallo

En la sala de audiencias del TOC 29, ubicado sobre la calle Paraguay al 1500 de CABA, estaban sus cuatro hijxs y otros allegados. Su esposa, la exsenadora Beatriz Rojkes –que fue presidenta del Partido Justicialista en su provincia y llegó a ser, a partir del 30 de noviembre de 2011, la primera mujer presidenta provisional del Senado, segunda en la sucesión presidencial, con Cristina Kirchner como jefa de Estado– siguió la lectura del fallo de manera remota.

Al escuchar la condena a 16 años de cárcel, una de las hijas rompió en llanto tomada de la mano de su hermana y acurrucada sobre sus rodillas.

El juicio oral y público empezó el 5 de febrero y a lo largo de cuatro meses, declararon más de 70 testigos.

La audiencia de este martes estaba citada para las 13. Alperovich llegó al tribunal unos cuarenta minutos antes, acompañado por la custodia que le impuso el magistrado una semana antes(–a pedido de la querella y la fiscalía– por el riesgo de fuga), y por sus cuatro hijos. La familia y la policía lo rodearon a modo de “scrum” para atravesar la muralla de cronistas y camarógrafos que lo esperaban y poder entrar al edificio. No hizo declaraciones.

Una escena similar se produjo cuando ingresó a la sala, con el sobretodo negro sobre un brazo, de traje azul y corbata al tono, camisa blanca, y entre los dedos de la mano izquierda la medallita con la que se lo vio en cada audiencia en la que participó de manera presencial. Lo acompañaba su defensor Augusto Garrido, que reemplazó a Mariano Cúneo Libarona, cuando fue designado en el Gabinete presidencial.

El juez Padilla le comunicó que tenía derecho a decir sus últimas palabras antes de conocer el veredicto, pero el exmandatario se negó. Entonces, el magistrado anunció un cuarto intermedio hasta las 20. Otra vez, Alperovich debió sortear el enjambre de periodistas, apiñados en la pequeña sala. Y otra vez salió sin hacer declaraciones.

La sobrina presentó la denuncia en noviembre de 2019 tanto en los tribunales tucumanos como en la Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres (UFEM) en Buenos Aires: algunos hechos –enumeró– habían ocurrido en el departamento de Puerto Madero propiedad de Alperovich, otros en la casa que usaba para sus reuniones políticas en Tucumán, en una mansión en las afueras de la capital provincial y hasta dentro del auto donde se trasladaban. Al momento de la denuncia tenía 29 años. Y en forma paralela difundió una carta donde contaba que los hechos habían ocurrido “desde diciembre del 2017 hasta mayo de 2019”.

Ahí llegó a describir a Alperovich como “un monstruo”. “No quería que me besara. Lo hacía igual. No quería que me manoseara. Lo hacía igual. No quería que me penetrara. Lo hacía igual. Inmovilizada y paralizada, mirando las habitaciones, esperando que todo termine, que el tiempo corra. Ya saldría de ahí y estaría en mi casa, ya habría más gente alrededor, ya el disimulo y el trabajo lo iban a alejar de mí”, puntualizó.

La joven fue secretaria suya y le manejaba la agenda, en un principio para actividades proselitistas (por entonces Alperovich era senador) y luego en el marco de la campaña electoral por la gobernación, en la que terminó perdiendo estrepitosamente frente a Juan Manzur. Los comicios fueron en junio de 2019 y Alperovich salió cuarto.

Medio año después de su denuncia, volvió a difundir una carta pública, donde se lamentaba de las demoras en la investigación y los obstáculos que encontraba para que la causa avanzara: “No necesito que nadie me diga que José Alperovich cometió actos de abuso contra mi integridad física, sexual y psicológica para que sea cierto, yo sé que es cierto, lo viví, me pasó a mí. Elegí elevar mi caso a la Justicia, a pesar de lo difícil que es llevar a cabo una denuncia, por mi necesidad de poner las cosas en su lugar y de decirlas para liberarme de su carga”, escribió F. Cuatro años y medio después de presentar la denuncia, el juez Ramos Padilla le creyó.

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