Quizás para los sub 30 la referencia sea un poco desconocida. Pero, para el resto, el solo leer el nombre de Figuretti sirve para destrabar un recuerdo del inconciente colectivo. Se trata de aquel personaje emblemático de Videomatch que hacía lo imposible para colarse en cualquier evento que pudiera. Hace ya un tiempo -y salvando las distancias- Roberto Félix Alvarez parece haber elegido el mismo camino, al pegarse en cual movil de televisión aparezca o lugar en una selfie encuentre. Pero con una pequeña diferencia: en el personaje original, detrás de la peluca y un icónico bigote solo estaba la gracia de Freddy Villarreal; en el Figuretti actual, que se mueve por los pasillos de la Rosada o el Parlamento, se esconde nada menos que un exinformante del sanguinario Batallón 601 del Ejército.
Ese hombre es el mismo que ahora el Gobierno pretende relanzar su carrera, a tono con las iniciativas del Ejecutivo para visitar genocidas detenidos en Campo de Mayo y el penal de máxima seguridad en Ezeiza. El que lleva la voz cantante es Manuel Adorni. Tan solo basta con ver el último video publicado -desde la cuenta @voceriapresidencial- en el que se explicita que Alvarez sea uno de los que pregunte en Casa Rosada. En la grabación, incluso, el «periodista» oriundo de Tucumán dice estar censurado por sus propios colegas acreditados en Casa de Gobierno.
Tras el video, creció un runrún entre los cronistas que cubren el día a día del Ejecutivo y el Parlamento. En primer lugar, descartan de cuajo que haya una censura al momento de sortear los lugares para las consultas en conferencia de prensa, desmintiendo así el clip del gobierno. Y dan cuenta de que Roberto Félix Alvarez está siempre más pendiente de figurar detrás de cámara al momento de que un protagonista decide hablar con la prensa que pidiendo la palabra para interrogar al político.

Pero más allá de su posición frente a los protagonistas -y sobre todo a las cámaras- lo que le encantaría borrar a Roberto Félix Alvarez es su prontuario. O, al menos, que permanezca entre sombras. Porque sino salta la ficha que entre 1978 y 1981 en su Tucumán natal fue contratado por el Ejército como «agente de reuniones», un eufemismo con los que se categorizaba a quienes eran informantes de esa fuerza armada. En su caso, la información se la remitía nada menos que al Batallón 601 de Inteligencia.
Ese pasado salió a la luz en 2010, cuando se desclasificaron archivos de la dictadura. Allí quedó en papeles que Roberto Alvarez -sin el Félix- era uno de los 127 agentes que operaron en la provincia en la que Antonio Domingo Bussi decidía quién vivía y quien desaparecía. Alvarez -quien cumple funciones en FM Concepto 95.5- intentó varias veces desmentir la información oficial que incluso derivó en una denuncia pública de H.I.J.O.S Tucuman. La organización volvió a ratificar la acusación contra Roberto Alvarez, este lunes, a Página/12.