“Nos vamos muy conformes por la reunión con Lula», sostuvo Axel Kicillof, luego de estar reunido durante más de dos horas con el Presidente Luiz Inazio Lula Da Silva, con quien conversó sobre las oportunidades de inversión y diagramó una agenda de trabajo conjunto, que entiende que «no hay un camino mejor que la cooperación internacional para brindarles perspectivas de crecimiento a la Provincia y a nuestro país”, según subrayó el gobernador bonaerense.
Lo que era un secreto a voces se confirmó a primera hora de la mañana. Si bien el ministro de Gobierno Carlos Bianco había deslizado que no existía ningún encuentro pactado con el jefe de Estado brasileño, Luiz Inazio Lula Da Silva recibió al gobernador Kicillof este martes en el Palacio de Planalto, llegado el mediodía, sonriente y con un tango de fondo.
Kicillof destacó que junto al mandatario repasaron «los aspectos concretos de la integración entre nuestros países», y la importancia de Brasil para el desarrollo de la provincia de Buenos Aires, que «está comprometida con las posibilidades de ampliar su aparato productivo, potenciar su capacidad exportadora y desarrollar nuevas tecnologías”, según apuntó el gobernador.
Idear, analizar y planificar acciones de cooperación económica para fortalecer la articulación entre Brasil y Buenos Aires, la provincia más grande de Argentina. Ése fue el eje transversal del viaje del gobernador Kicillof, que puso el foco en generar una agenda común, tanto en materia de inversiones como en proyectos productivos, a la hora de reunirse con el Presidente Luiz Inazio Lula Da Silva. Hizo lo propio con el vicepresidente y ministro de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior, Geraldo Alckmin, y con el ministro de Hacienda, Fernando Haddad, que también sentó en su despacho a los funcionarios del Banco de Desarrollo de Brasil (BNDES). Además, la comitiva del Ejecutivo bonaerense se reunió con el Jefe de la Asesoría Especial de la Presidencia, Celso Amorim.
El edificio del Poder Ejecutivo del Gobierno de Brasil, situado en la Plaza de los Tres Poderes, en Brasilia, fue la sede del encuentro que asentó la posición proactiva del Gobierno bonaerense en sus relaciones internacionales, que se incrementan cada vez más con el correr de los meses, y que posiciona a la Provincia en la vereda contraria al Presidente Javier Milei, que apela a los insultos y a la destrucción de los vínculos con países gobernados por ideologías opuestas a la suya.
Veredas opuestas
«La provincia de Buenos Aires es la más grande y más industrializada de Argentina», escribió Lula Da Silva en su cuenta de X. Y no es un dato menor que haya hecho hincapié allí, porque mientras el Presidente Javier Milei lo insulta, el Jefe de Estado brasileño afina su alianza con el gobernador de 17 millones de argentinos, que representan el 38 por ciento de la población total, y que generan el 50 por ciento del valor de la industria, el 37 por ciento de la producción agraria y el 35 por ciento de las exportaciones. Kicillof, en la misma red social, advirtió que «profundizar nuestros vínculos con este socio comercial clave es fundamental para potenciar el crecimiento bonaerense y seguir construyendo nuestra Patria Grande».
“Las posibilidades de retomar el crecimiento con inclusión, mejorar la productividad y encontrar nuevos mercados empiezan por fortalecer una vez más el vínculo con Brasil, tanto en materia industrial y productiva como financiera, energética y de telecomunicaciones”, remarcó Kicillof, que mencionó que junto a Lula conversaron sobre la situación actual de la Argentina y Brasil, además de que exploraron «las perspectivas a futuro respecto del rol de las empresas brasileñas que invierten y generan empleo en el territorio de nuestra provincia”.
Cuando Milei se abocó a aislar a Argentina del resto del mundo, su blanco principal fue Brasil. Dijo que Lula Da Silva era «corrupto», y aseguró que no se reuniría con el Presidente de los brasileños porque «estuvo preso y es un comunista». Además del avasallamiento discursivo, el libertario accionó y desistió de integrar los BRICS junto a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, que sólo en su conformación original ya representaba el 42 por ciento de la población mundial, y explicaba el 16 por ciento de las exportaciones y el 15 por ciento de las importaciones de todo el mundo.
Lula dijo que Milei debía pedirles disculpas a él y a Brasil porque «dijo muchas tonterías». Aseguró que quiere a la Argentina porque «es un país que me gusta mucho», pero además porque «es un país muy importante para Brasil, como Brasil es muy importante para la Argentina». Milei se negó, pero la realidad lo pasó por encima. En mayo, la canciller Diana Mondino tuvo que salir corriendo a pedirle al embajador Mauro Vieira que destrabara la descarga de un buque de gas licuado contratado con Petrobras, que se volvió necesario y urgente para paliar la crisis del gas en la Argentina, que sacó a relucir la inexperiencia de los funcionarios libertarios, a pesar de que el vocero Manuel Adorni trató de camuflarla cuando dijo que el fenómeno correspondía a que «fue el invierno más frío en cuarenta años y la gente consumió de más».
La posición de la provincia de Buenos Aires es bien opuesta, y Lula lo sabe. No sólo porque Kicillof encuadró como «bochornosa» a la decisión de Milei de no incorporarse a los BRICS, sino porque el gobernador bonaerense entiende la importancia del principal aliado económico del país, y por eso se puso al hombro la relación bilateral abandonada por el Gobierno nacional. Lo demostró con hechos, porque además de decir que “es un error no haber incorporado Argentina a los BRICS, pero vamos a hacerlo apenas tengamos la oportunidad», la Provincia mantiene contactos semanales con el Banco comandado por Dilma Rousseff, con quien Kicillof ya se había comunicado mediante una videoconferencia, con el objetivo de traccionar la llegada de inversiones en un contexto macroeconómico que apremia, por decantación, a la provincia más grande del país.
En el mapa productivo bonaerense, las empresas brasileñas y sus inversiones son vitales dentro del territorio provincial. Y no sólo eso, sino que a nivel de exportaciones, en más de una ocasión las pymes bonaerenses de alimentos y bebidas tuvieron la posibilidad de dialogar e intercambiar sus productos con supermercadistas brasileños, que viajaron a la capital bonaerense de La Plata para ser parte de la ronda de negocios internacionales, una política que fue impulsada por el Ministerio de Ciencia, Producción e Innovación Tecnológica, y por la cartera Desarrollo Agrario bonaerense.
En ese sentido, al reunirse con el vicepresidente y ministro de Desarrollo, Industria, Comercio y Servicios de Brasil, Geraldo Alckmin, Kicillof intercambió visiones sobre las oportunidades de inversión e intercambio, y estableció mecanismos de trabajo conjunto para las áreas de industria, comercio y servicios. El gobernador bonaerense estuvo acompañado por el ministro de Economía, Pablo López, y el de Gobierno, Carlos Bianco. Según indicaron, el encuentro con Alckmin fue clave, ya que el vicepresidente brasileño fue cuatro veces gobernador del Estado de San Pablo, que se asemeja a Buenos Aires por su rol y su peso dentro de la economía de Brasil.
Como consecuencia de la asfixia económica que practica el Gobierno nacional contra las provincias gobernadas por signos opositores, a lo largo de los últimos meses Buenos Aires estrechó lazos con otros países, en busca de inversiones que permitan proyectar a futuro, a pesar de que los indicadores de la actualidad ajustan a más no poder.
En esa línea, Kicillof y Bianco y se reunieron con Dieter Lamlé, embajador de Alemania en Argentina, y lo mismo hicieron con los representantes de Noruega y Francia, por ejemplo. Bianco, además, ya recibió en su despacho a distintos embajadores, y en últimos meses mantuvo encuentros con representantes de Palestina, Turquía, Bolivia, Cuba, China y con el cónsul general de Perú, entre otros.