En sintonía con el gobierno de Javier Milei, el expresidente Mauricio Macri dejó los eufemismos de lado y pidió la “liquidación” y el “desarme” liso y llano de Aerolíneas Argentinas, la única empresa estatal que garantiza la interconexión del país y cuya administración estatal fue modelo de gestión tras el vaciamiento que había sufrido cuando fue privatizada en la década de 1990.

El furibundo plan de Macri es “iniciar un proceso de quiebra” de la empresa, partirla “en dos o tres nuevas”, o bien “liquidar sus activos”. Así lo dijo en una carta pública que hizo circular a través de sus redes sociales, en donde también atacó a los trabajadores de esa empresa que mantienen desde hace semanas un reclamo por mejoras salariales al gobierno nacional.

En su propuesta, Macri sostiene que Aerolíneas es “una estafa” y que “necesita un plan de desarme urgente” porque “la situación actual es una ruina sin salida”. Como de costumbre, le echó la culpa de esto a los gremios aeronáuticos que para él siempre “estipulan privilegios insostenibles” y toman de “rehenes” a los trabajadores del sector.

La idea destructiva de Macri tiene tres alternativas. Según sus propias palabras, estas son:

  1. “Iniciar un proceso de quiebra, que permite dos opciones, la continuación de la empresa luego de reestructurarla (no se trasladan al adquirente los viejos convenios colectivos) o la realización de sus bienes.”
  2. “La escisión de la empresa en dos (o tres) nuevas, una aérea y otra de servicios en tierra, también con nuevos convenios colectivos.”
  3. “La rápida reducción de la empresa y la liquidación de sus activos por separado: los aviones a las nuevas ingresantes del mercado, los simuladores, el área de mantenimiento y la empresa de rampa por otro.”

O sea, nuevamente un vaciamiento total.

La náusea de Macri tuvo eco inmediato en Casa Rosada. Minutos después de su posteo en X, el vocero Manuel Adorni anunció que el Gobierno inició conversaciones para privatizar la empresa de bandera.

«Queremos comunicar que, en virtud de los persistentes paros que afectaron cerca de 40 mil pasajeros, el Gobierno ha iniciado conversaciones con varias empresas privadas latinoamericanas para que se hagan cargo de Aerolíneas Argentinas en caso de que las extorsiones continúen», dijo el mandadero.

Macri contra Aerolíneas

No es la primera embestida que Mauricio Macri encabeza contra la empresa de bandera del país y contra sus trabajadores. Durante su presidencia, el ataque a Aerolíneas Argentinas fue de tal magnitud que le recortó rutas de vuelo y las abrió a empresas lowcost que brindaron (brindan) servicios de baja calidad. Algunas registraron numerosos accidentes que, aunque menores, pusieron en riesgo la integridad de pasajeros y del servicio.

Es más, en su amor por lo privado en detrimento de lo púbico y en su afán por destruir la empresa del Estado que él mismo administraba, Macri acondicionó y cedió para el funcionamiento de las lowcost el aeropuerto de El Palomar, que originalmente funcionó como una terminal militar.

Es más, en su nota de hoy hizo alusión a ese proceso que tuvo el ridículo slogan de “La revolución de los aviones”. “Durante esos años volar fue un 80% más barato que en 2015. Y en 2019, volaron por el país 6 millones más de pasajeros que en 2015”, dijo sin discriminar entre los vuelos en lowcost y en la línea de bandera. Así y todo, para él, “lo importante no pasa por quién es el dueño, sino porque la aerolínea funcione”.

Afirmó, además, que su propuesta está en línea “con el mandato social” recibido por el gobierno de Milei, “que pide responsabilidad fiscal y la reducción del Estado exagerado al que nos sometió el kirchnerismo”.

Tal como lo hizo anteriormente con otros dirigentes gremiales (Hugo Moyano o Roberto Baradel, por ejemplo), esta vez Macri se la agarró con el titular de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), Pablo Biró, a quien acusó de haber “estafado demasiados años a los argentinos”. (Macri siempre habla de “estafas” aún cuando el hecho al que se refiere no se corresponde con el significado de ese concepto.)

“Son ellos (los gremialistas) quienes se encargaron de que hoy se vuele poco, de que sea caro” y “que haya menos conexiones entre provincias”, dijo a pesar de que este dato no es cierto. Es más, acusó a los gremios de tomar de “rehenes” al resto de los trabajadores, a los que no se refirió como “personas” sino como “activos humanos”.

Para Macri, hay dos caminos: “Uno es un país conectado, con opciones y pasajes baratos, donde miles de personas pueden subirse por primera vez a un avión y donde los argentinos se reencuentran con sus familias en cada una de las provincias sin costarle un peso a la sociedad, o un país donde Biró y sus socios siguen manejando nuestras vidas con el dinero de nuestros bolsillos para mantener sus beneficios. ¿Cuál vamos a elegir?”, cerró haciendo una relación caprichosa y malintencionada de los hechos.

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