En la ciudad de Maturin, ubicada a orillas del Rio Guarapiche y a 120 metros sobre el nivel del mar, en un partido pasado por agua, las selecciones de Venezuela y Argentina empataron 1 a 1, un resultado que se ajusta bastante a lo ocurrido en un terreno imposible.

El inicio del encuentro se demoró media hora porque la cancha estaba más para waterpolo que para fútbol y provocó que varios empleados se esforzaran para barrer el agua acumulada. Entonces quedaron algunos sectores con tanto líquido que impedía el pique de la pelota y otros es lo que más o menos algo se conseguía jugar. En esas condiciones,  poco se podía esperar de jugadas asociadas a nivel del piso, una de las armas que mejor manejan los muchachos de Scaloni.

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Argentina llegó al gol por arriba en un tiro libre de Messi. Rechazó con los puños el arquero Romo, la pelota dio en el pie de un defensor local y le cayó a Otamendi, quien sin decir agua va, medio un toquecito de derecha y la mando al fondo (del arco). Un baldazo de agua fría para los venezolanos que tardaron un rato en reaccionar. Sobre llovido, mojado Argentina tuvo alguna chance para ampliar la diferencia, pero de a poco fue diluyendo su juego. Y la pelota empezó a flotar en las cercanías de Rulli que, de a poco, se fue erigiendo en figura, complementando la buena tarea de Pezzella y Otamendi en el juego aéreo.

En el segundo tiempo Scaloni sorprendió con el ingreso de Montiel por Almada. “Agua que no has de beber, dejala correr”, debe haber pensando, y por eso evitó el sector izquierdo y por eso la búsqueda ofensiva se limitó al costado derecho en el que había menos agua. Y casi le sale redondo porque Montiel y Molina alternaron la subidas y hubo algunos encuentros interesantes aunque aislados. En la mejor llegada del equipo argentino, De Paul lo encontró a Messi por la derecha, pero el crack se ve que andaba con la pólvora mojada y su tirito fue contenido sin mayores dificultades por el arquero local.

De a poco, Venezuela empezó a inundar el área argentina de centros y en una acertó Rondón. El superhabilidoso Soteldo enganchó para un lado, para el otro, dejó chapaleando en el barro a Montiel y metió el centro para la cabeza para el ex jugador de River, que esta vez si les ganó a los centrales argentinos, giró el cuello en un movimiento muy plástico y conectó la pelota con gran clase. Muy lindo gol.

Después entró Balerdi porque el técnico temía que el fondo fondo hiciera agua. Sobre la hora un piletazo de Rondón que compró el árbitro ilsuionó a toda Venezuela. Pero el disparo de Rondón dio en la barrera y no hubo tiempo para más.

El resultado de alguna manera dejó con formes a los dos. A Venezuela se le hacia agua la boca con un triunfo de local, pero el 1 a 1 no le dejó ningún gusto amargo: empató con el campeon del mundo. Argentina, por su parte, lleva esta eliminatoria con la fusta bajo el brazo y el punto de visitante no está mal. Y lo mejor de todo es que no sufrió la lesión de ningún jugador, cosa que bien pudo haber ocurido en las aguas de Maturín.

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