Javier Milei no fue el único que se vio reflejado en la victoria de Donald Trump en Estados Unidos. Cristina Fernández de Kirchner, quien viene denunciando que la Justicia puede proscribirla en cualquier momento, acusó recibo del triunfo del magnate republicano, que perdió una elección y fue condenado y, sin embargo, logró erigirse victorioso con más votos que antes. El peronismo no está para otro operativo clamor -el último terminó terminó en la candidatura de Sergio Massa y la derrota-, pero la proclamación de CFK como presidenta del PJ abre un nuevo escenario. Un escenario en el que todo es posible para hacerle frente a Milei. Axel Kicillof, candidato natural para 2027, fue el primero que lo entendió, y fue así que se precipitó una batalla interna que podría haber esperado unos tres años. Los contendientes, de momento, depusieron las armas, pero CFK ya empieza a dar señales que se mueve por el conurbano como si estuviera en campaña.
Un recorrido por una fábrica en Avellaneda, una visita a un centro infantil en Lanús, una charla con recicladores de una cooperativa de Lomas de Zamora, un encuentro en la parroquia de La Matanza. Hace semanas que CFK viene encabezando encuentros en el conurbano, retomando el contacto cara a cara en el principal bastión electoral del peronismo. Unión por la Patria necesita hacer una buena elección en Provincia de Buenos Aires en 2025: es allí donde se asienta la fuerza electoral del kirchnerismo y es allí donde CFK espera sumar la mayor cantidad de diputados nacionales que resistan a las políticas libertarias. Por eso recorre y charla y se reúne, recogiendo testimonios y ensayando los ejes programáticos con los que considera que habrá hacerle frente a Milei en las elecciones del año que viene.
Algunos ya los viene deslizando en sus cartas: las nuevas relaciones laborales, la necesidad de una reforma de la Educación pública, el avance del narco, la ineficacia burocrática del Estado, entre otras. «Acá el desafío no es solo Milei, sino que muchas personas piensan como él. Y el partido es el mejor lugar para discutir estas cosas», explica un dirigente que insiste en que la única persona que tiene el capital político para avanzar en este sentido es CFK. CFK como presidenta del PJ, CFK como ordenadora del peronismo y CFK como candidata.
CFK candidata
En 2023, CFK incentivó los operativos clamor «Cristina presidenta» para acumular poder para designar al candidato a presidente, pero no para ella. El espejo de entonces era Lula da Silva, quien había sido condenado y preso poco antes de las elecciones por la Justicia brasilera para evitar que fuera electo presidente. La condena en la causa Vialidad, sumado al intento de asesinato, incentivó el discurso de que era momento de que la «generación diezmada» tomara el «bastón de mariscal». «Y sabemos como terminó. Ella intentó conducir sin ser candidata y no funcionó. No hay manera de conducir si no se expresa algún potencial de representar», explica un dirigente bonaerense con asiento en La Plata, y remata: «Si no te querés ir a tu casa pero tampoco pudiste hacer un trasvasamiento generacional, entonces tenés que despertar la expectativa de que vas a ser candidata».
En el peronismo predomina la convicción de que el doble comando que se intentó, primero, con Alberto Fernández y, después, con Sergio Massa, ya demostró sus fallas. «No quiere que Axel agarre el bastón pero tampoco lo agarra ella», se quejan, hace tiempo, varias de las víctimas kirchneristas de la guerra entre Kicillof y CFK. El proceso de emancipación del gobernador bonaerense, sin embargo, fue un catalizador para la propia CFK. Se retoalimentaban mutuamente. La distancia de Kicillof generaba una respuesta tan revulsiva en La Cámpora que potenciaba, aún más, la independización del gobernador. Y, en simultáneo, la autonomía de Kicillof representaba, para CFK, una amenaza que la forzaba a intentar asir mayor centralidad para no perder la jefatura política.
Quienes conocen a CFK aseguran que ella ya dejó en claro que no tiene interés en volver a ser presidenta. Pero el escenario cambió. «Decían también que Cristina nunca iba a ser presidenta del PJ, y acá la tenés», ironiza un dirigente de diálogo cotidiano con CFK que admite que 2024 es muy distinto a 2023. Por un lado, el ascenso de Milei, con su estilo estridente y violento, pateó el tablero político y tienen a todos los partidos recalculando. Pero también porque cambió el escenario internacional. Trump dio un batacazo en Estados Unidos arrastrando una condena y cuatro causas pendientes en su contra. Y Lula da Silva – ese espejo en el que CFK se veía antes reflejada – fue absuelto por la Corte Suprema y, luego de pasar una temporada en prisión, fue electo presidente por tercera vez.
Las especulaciones en torno a una candidatura presidencial son, sin embargo, eso: especulaciones. Distintas son las proyecciones para 2025, en las cuales varios dirigentes peronistas coinciden en que CFK debería encabezar la lista de diputados nacionales de PBA. «Ahora con la Boleta Única necesitas figuras fuertes en las listas y CFK es la única que crece en la Provincia», analiza una dirigenta bonaerense con terminales en La Cámpora y el massimo. Existe, sin embargo, un obstáculo que está más presente ahora de lo que nunca estuvo en 2023: la posibilidad de que CFK vaya presa.
CFK contra Comodoro Py
El miércoles 13, Casación Penal anunciará si ratifica la condena a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos contra CFK en el marco de la causa Vialidad. En el kirchnerismo no tienen dudas: el fallo va a ser condenatorio. «Van a intentar proscribirla y meterla presa antes de fin de año», aseguró el senador Oscar Parrilli, en diálogo con la AM750.
La decisión de la Cámara Federal de anunciar el fallo a tan solo cuatro días de las elecciones partidarias fue una provocación que, en parte, motivó la decisión de CFK a postularse a ser presidenta del PJ. «No es lo mismo condenar a una ex presidenta que condenar a la principal líder de la oposición», reflexionan en las líneas cristinistas, que están organizando, para el miércoles, una «clase pública» titulada «CFK, el poder real y la mafia judicial: un caso de estudio de lawfare». La actividad está siendo organizada por el líder de Patria Grande, Juan Grabois, con el que CFK se reunió hace un par de días, así como por el ministro de Justicia bonaerense, Juan Martín Menna. El propio Lula enviará una enviada: la periodista y dirigenta brasilera, Manuela Dávila.
«Ella eligió no esperar la sentencia sentada en el Instituto Patria, sino caminando por la Provincia como presidenta del PJ. Yo creo que ella, ahora, está dispuesta para ir para adelante. Que si la tienen que proscribir la tienen que proscribir», profetiza un dirigente de peso en el PJ que, sin embargo, no es cristinista.