La causa que investiga el doble crimen del último sabado , donde cayeron Andrés Bracamonte y Daniel Atardo, baraja varias hipótesis con algunos convencimientos fuertes: hubo una «entregada» hacia el líder de la barra canalla, cuyos miembros ya buscan al autor; hay una fuerte sospecha sobre la ausencia de alumbrado púbico en el lugar del ataque, y ayer mismo fue convocada al ministerio de Seguridad por sus superiores, la jefa de la comisaría de Arroyito, una mujer cuyo hermano tiene una fuerte presencia en el paraavalanchas de Central.
Fiscalía comunicó algunos hechos ayer en conferencia de prensa, con suma cautela, que ayer Rosario/12 adelantó. Se limitaron a confirmar que del ataque participaron tres hombres que gatillaron a quemarropa, que lo hicieron en ocasión de un corte de luz en la cuadra donde emboscaron a Bracamonte y su ladero Atardo, y que aún se busca determinar cómo lograron huir. En cuanto al móvil dijeron que no descartan ninguna hipótesis por tratarse de una persona con variados conflictivos. Al trabajo iniciado por el fiscal Alejandro Ferlazzo, a cargo de la investigación en un principio, se sumaron Georgina Pairola y Luis Schiappa Pietra, fiscales a cargo de investigar distintos hechos relacionados a Pillín.
En un mar de hipótesis surgidas en ese contexto, lo concreto es que se trató del asesinato de un peso pesado que estaba en la mira. Al ataque al que había sobrevivido en agosto pasado en el Parque Alem, tras el partido con Newell’s, se suma una balacera contra su casa de un country en Ybarlucea. Tras esos avisos, difícilmente pueda concretarse un crimen de estas características solo porque la víctima se haya descuidado. Sobre todo alguien como Bracamonte, que logró moverse ágilmente en un ambiente complicado por más de dos décadas. No le faltan argumentos a quien cree que lo entregaron.
De hecho una versión que corre por estas horas es que Bracamonte y Atardo, y tal vez otros miembros de la barra, estaban juntando la recaudación de la jornada cuando ocurrió el crimen. Fuentes cercanas al ambiente aseguran que este esquema de recaudación estaba aceitado pero que no terminaba ahí, sino que continuaba hacia arriba. En un tiempo, para poder sostenerse en ese engranaje, el pago iba a la familia Cantero, referentes de la banda Los Monos. Algunos dicen que primero el pago iba al fundador de la banda, Ariel Máximo «Viejo» Cantero, pero que posteriormente pasó a «Guille», hoy considerado líder supremo de la organización, tal como revelo ayer Martin Stoianovich en el diario La Capital.
Es más, en un expediente quedó registrado un testimonio de Bracamonte que hace dos años reconoció que enviaba 500 mil pesos de entonces a Guille para no tener problemas con la barra. Pero para quienes quieren mirar un poco más allá, también hay que decir que Pillín visitaba a Esteban Alvarado en la cárcel. Un raro equilibrio que demostraba su perfil.
El costado narco sin embargo, no está alejado de la figura del dueño del paraavalanchas canalla: en junio de este año la gendarmería detuvo una camioneta en San Justo con 480 kilos de cocaína. Semanas después cayó en Rosario, Carlos Suárez, un barra centralista, que justamente estaba con «Pitito» Martínez en la zona sur de Rosario. Pitito zafó de prisión y de quedar imputado como Suárez por la media tonelada de coca. Pero curiosamente dicen testigos que era tal la cercanía con Pillín, que el propio Martínez manejó la camioneta que llevó a Bracamonte al hospital Centenario la noche del crimen.
Una punta que los pesquisas no quieren develar públicamente, y que ayudaría a resolver el doble crimen del sábado, es el asesinato de Samuel «Gordo Samu» Medina. Se trata del novio de la hijastra de «Guille» Cantero, asesinado a tiros el 1º de octubre pasado a la salida de otro partido de Rosario Central en el Gigante de Arroyito. Samu supo tener su vínculo con la nueva generación de Los Monos más que con la vieja guardia. En las últimas semanas había tenido algunos problemas dentro de la barra de Central, de la cual formaba parte como referente del grupo que movía desde el barrio 17 de Agosto, donde se había criado aunque ya no vivía allí. Hay quienes cuentan sobre un conflicto entre ambos. Es que cuando Samu fue asesinado, una de las primeras versiones es que había ocurrido en el marco de ese conflicto con Bracamonte. Algo que abonó la bandera desplegada posteriormente en un partido por allegados de Samu, que tenía la leyenda «No respetamos a nadie». Esta hipótesis, a pesar de no instalarse con fuerza en la Fiscalía, no es descartada por algunos investigadores.
Entre tantas versiones hay una que ubica a la banda Los Menores como mano de obra del doble crimen: este grupo opera en la zona noroeste de Rosario, y ya fue mencionada en varias notas e informes policiales por operar en los barrios 7 de Septiembre, Villa La Bombacha, Emaús, Stella Maris y Hostal del Sol.
Los principales cabecillas de Los Menores están prófugos. Se trata de L. D. A., alias “Limón”, y Matías Gazzani, la cara más visible de la estructura que, de acuerdo a lo que se pudo constatar en distintas investigaciones judiciales, creció mucho desde el año pasado.
El propio «Pillín» Bracamonte había mencionado a la banda de «Los Menores» en una entrevista que le dio al periodista Germán de los Santos para La Nación. Allí, el asesinado jefe de la barra brava de Rosario Central los citaba como uno de los grupos emergentes que intentaba desplazarlo del paraavalanchas canalla.
«Los Menores se quieren quedar con parte de la ciudad», señaló Bracamonte en esa nota. Y luego vaticinó: «Si me matan, la ciudad se incendia». Y precisó: «Me quisieron matar 29 veces, esas son las cicatrices que tengo en el cuerpo». A partir de esa declaración, la posible autoría de esta banda del crimen de «Pillín» pasó a ser una de las principales hipótesis. Pero vale remarcar que no es la única que está siguiendo la Justicia.