El 25 de noviembre es una fecha que nadie quiere atravesar en el calendario. Es una herida profunda que no cicatrizó y posiblemente no lo hará. Un día como hoy, hace ya cuatro años, Diego Armando Maradona falleció y dejó huérfano a todo un país. Algunos lo siguen llorando, otros lo recuerdan con una sonrisa, como a él le hubiese gustado. Mientras tanto, el juicio que investiga las circunstancias de su muerte se sigue dilatando y generando controversia.
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El ídolo de Villa Fiorito perdió la vida a los 60 años en su casa del barrio privado San Andrés, en Tigre, donde se encontraba bajo internación domiciliaria tras ser intervenido quirúgicamente de un hematoma subdural el 3 de noviembre de 2020 por el doctor Leopoldo Luque.
Su cuerpo soportó hasta donde pudo el peso de cien vidas en solo una. En el último tiempo ya se encontraba muy debilitado, producto de una insuficiencia cardíaca, obesidad y adicción al alcohol, entre tantas otras complicaciones de salud. Si bien la autopsia confirmó que murió por «edema agudo de pulmón secundario a insuficiencia cardíaca crónica reagudizada» y que padecía una «miocardiopatía dilatada», las investigaciones posteriores pusieron en el manto de la sospecha a varios de los profesionales que lo rodearon en sus días finales.
La causa, que investiga si la atención médica fue negligente o inevitablemente insuficiente, fue elevada a juicio en abril de 2022. Los fiscales determinaron que hubo un «cúmulo de conductas penalmente relevantes» del equipo médico a cargo y por eso están imputadas ocho personas.
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En un principio, el juicio iba a llevarse a cabo el 4 de junio de este 2024 pero fue postergado para el 1° de octubre y luego volvió a reprogramarse para el 11 de marzo de 2025. Así lo decidió el Tribunal Oral en lo Criminal número 3 de San Isidro. Este retraso se debe a las solicitudes de las defensas de algunos acusados, quienes argumentaron la necesidad de más tiempo para preparar sus estrategias legales.
La resolución también dio detalles acerca de cómo se organizará este proceso judicial: las audiencias serán los días martes, miércoles y jueves, y participarán unos 200 testigos, entre ellos los hijos de la víctima, sus expareja, Claudia Villafañe, Verónica Ojeda y Rocío Oliva y sus hermanos Claudia, Ana, Rita, Raúl y Elsa; además de los abogados Matías Morla, su apoderado, y Víctor Stinfale, su socio.
Los implicados son el neurocirujano Leopoldo Luque, la psiquiatra Agustina Cosachov, el psicólogo Carlos Ángel Díaz, la médica coordinadora de la prepaga Swiss Medical, Nancy Edith Forlini, el coordinador de enfermeros Mariano Ariel Perroni, el enfermero Ricardo Omar Almirón, la enfermera Dahiana Gisela Madrid (solicitó un juicio por jurado, lo que suma complejidad al proceso) y el médico clínico Pedro Pablo Di Spagna.
Pese a ser un delito que tiene una pena en expectativa de ocho a 25 años de prisión, los fiscales Laura Capra, Cosme Iribarren y Patricio Ferrari, bajo el mando del fiscal general John Broyad, nunca pidieron las detenciones de los ocho acusados de cara al juicio oral.