“Yo entré el 10 de septiembre porque una amiga me comentó que había entrado y que el hijo hacía más de un año que estaba; y con las ganancias había hecho arreglos en la casa. Después hablé con otra conocida y me dijo ´sí, dicen mi hermano y mi cuñado que se hicieron arreglos en la casa, una pileta, se fueron de viaje y hasta cambiaron el auto´. Entonces me dije: ´bueno, impresionante. ¿Qué tengo para perder?´ Entonces agarré y puse un poquito más de 100 dólares en la aplicación de RainbowEx, que nosotros la llamamos La Monedita. Había dos formas de hacerlo. Una era transfiriéndote de tu cuenta en pesos a la billetera virtual Lemon. La cara pública de todo esto era una chica que llamamos La China. Todas las noches ella hablaba por el canal de Telegram en un inglés medio mal hablado pero subtitulado, y medio San Pedro estaba atento a ella, porque te decía cómo tenías que operar con las criptomonedas, comprar y vender a X precio, que igual era muy fácil; dos minutitos y ya está. Todo el mundo decía ´estamos esperando el mensaje de La China´. Yo no estaba en ese grupo de Telegram pero la señal me la daba una amiga, que a su vez ella la recibía de otra amiga. Y te decían que tenías que entrar y operar a través de la página web de RainbowEx. Yo estaba en mi clase de gimnasia y me retiraba dos minutos y volvía. Todos estábamos como a la expectativa: entre las 21 y las 22:30 máximo, te llegaba la señal. La otra opción era ir a la casa de cambio y poner la plata. Había dos casas de cambio acá en San Pedro que se metieron con el tema de la cripto y ahora fueron allanadas, aunque esto ni siquiera es cripto. Yo fui a la casa de cambio, puse los ciento y pico de dólares y esa misma noche empecé a jugar. Porque en el fondo esto funcionaba como un juego digital”, cuenta Ana a Página/12, quien no se llama Ana pero le da pudor que la identifiquen.
La ludopatía digital
En tiempos de ludopatía digital como problema de salud pública, que acaso un tercio de los sanpedrinos haya entrado en este juego, es coherente con una realidad mundial. En urbes pequeñas hay mucha más socialización analógica que en la gran ciudad y el boca a boca es cara a cara: la palabra del amigo, familiar o conocido, tiene mucho más valor y verosimilitud. Por eso prendió tan fuerte esta estafa piramidal en una ciudad de campo donde circula dinero del agro. En el fondo, los «jugadores-inversores” portaban el casino en el bolsillo y se lo llevaban a la cama para seguir jugando. Pero ahora el casino inmaterial se esfumó tan mágicamente como apareció, o está en stand by. Pero es muy difícil que vaya a reaparecer.
El relato de Ana es una radiografía del caso: “Claro, te endulzan; vos vas viendo en el teléfono todo el tiempo los intereses que te dan diariamente; yo sacaba la cuenta todos los días. Aún está activa la aplicación. El 1,5 por ciento diario te da, o decía que te daba, no sé. Pero yo entré sabiendo que podía llegar a ocurrir esto y ocurrió, y perdí los ciento y pico; y una amiga mía también; lo hicimos juntas, fuimos a ver a otra conocida que nos explicó todo, que se yo… entramos. Ahora la gente está enojada, dicen que porque vino la prensa se va a caer la aplicación y vamos a perder todo. Hay gente que puso mucha, pero mucha plata. Cuando digo mucha, hablo de más de 40 mil dólares. Hay gente que dejó de trabajar en Papel Prensa y la indemnización la pusieron toda en esta aplicación».
–Todo esto sucedía a nivel “subterráneo” en el espacio inmaterial de la web. ¿Qué reflejo tenía en la superficie física, en la vida diaria?
–Esto comenzó hace dos años. Yo me quedaba con los ojos abiertos por cómo se movía la economía de la ciudad, las ventas de los comercios; me preguntaba: “¿con esta crisis tanta gente consume tanto? Era todo con La Monedita, que hizo mover el comercio de San Pedro. Pero ahora te quiero ver: yo pensé, “cuando esto desaparezca va a ser como una ciudad fantasma”. ¿Sabés con qué lo relaciono? ¿Viste esos juegos online que hay? Son unos donde vos te comprás una armadura, te comprás un caballo, una lanza… y todo eso se compra con dinero; tenés que poner tu tarjeta de crédito. Y es todo virtual: comprás un superpoder en el juego ese. Bueno, esto también fue un juego de ese estilo. La gente que puso el dinero para comprar la armadura, después cuando siguió avanzando el juego, seguro que perdió la armadura, perdió el caballo y perdió la lanza cuando el juego se termina. Eso es un juego y este también lo fue, detrás de la fachada de una supuesta inversión financiera. Pero te lo remarco: la gente que entró, sabía dónde entraba y lo que decían en la calle hasta hace unos días era: “no sé por qué están los medios hablando de una estafa, si esto estaba funcionando y acá todo el mundo estaba cobrando”. Es que aún no habían estafado a nadie. Pero en este momento los jugadores dicen: ´ahora nos van a estafar porque la aplicación no le va a pagar a nadie, se va a caer y ahí sí vamos a ver la estafa´. Pero nosotros entramos conscientes que era como ir al casino. Hay otros que no están molestos porque retiraron el capital invertido o incluso parte de los intereses, y solo dejaron adentro lo que era ganancia. Entonces no perdieron nada o incluso ganaron”.
Entre amigos
Ana cuenta que el sistema piramidal implicó que dos amigas suyas entraran luego por recomendación de ella. Entonces ella ganaba por cada operación que hacían sus amigas diariamente. Se transfería a sí misma parte de las ganancias de sus amigas: “además tiene un sistema de ruleta, cuando vos invitás a alguien, ganás el derecho de jugar a la ruleta; yo me gané 3 dólares cada vez, pero te podés ganar más. Por cada persona que invitás, podés tirar una suerte de ruleta. De la manera que está armado, es un juego; es todo un juego. Sobre todo la gente que entró en los últimos meses, lo hacía sabiendo que todo lo que ponía, lo podía perder. Fijate que yo misma, sin haber sido antes una jugadora, me entraron como unas ganitas de decirme “y bueno, juego a ver qué pasa”. Una amiga que había ganado mucha plata ahí me dijo ´no entres, dicen que en noviembre se cae todo´. Ella ya había salido. Cuando comenzó la polémica en los medios, yo podría haber sacado la plata. Sin embargo me dije: ´yo la dejo, no va a pasar nada´; todos pensamos eso y casi nadie salió. Creo que de un día para el otro va a desaparecer la aplicación y todos quedamos en cero. Yo ya sé que perdí los ciento y pico, pero como la aplicación sigue activa, sigo jugando por jugar. Yo no estoy enojada con nadie porque entré sabiendo lo que era”.