La inflación en España alcanzó este mes su nivel más alto desde mayo de 1985, al acercarse a los dos dígitos y registrar 9,8% interanual, según datos preliminares publicados este miércoles por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
El Índice de Precios al Consumidor (IPC) marcó este mes una acumulación anual del 9,8%, continuando la aceleración que comenzó a principios del 2021 e implicando un alza de más de dos puntos respecto del registro de febrero de 7,6%.
La evolución en el índice, superior a todas las estimaciones, se debe a «subidas generalizadas en la mayoría de sus componentes», destacándose «los incrementos de los precios de la electricidad, los carburantes y combustibles y los alimentos y bebidas no alcohólicas, mayores este mes que en marzo de 2021», según señaló un comunicado del INE.
Asimismo, la variación mensual fue del 3%, lo cual representó un fuerte alza respecto del 0,8% de febrero.
El dato era esperado ya que, días atrás, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, adelantó que la cifra de marzo iba a ser «particularmente negativa».
«El país es más pobre que hace unos meses porque hay una serie de productos energéticos que España no produce pero que necesita para producir el resto de bienes y para el consumo final, y esos productos hoy son más caros», agregó el funcionario.
Tras el desencadenamiento de la guerra en Ucrania, además de la suba de los combustibles (que llegó al 13%), la situación se vio agravada por una huelga masiva de transportistas durante dos semanas en la península que agravó los problemas de suministro.
De acuerdo con el Ministerio de Asuntos Económicos español, un 73% del aumento de precios se debe a las consecuencias de la guerra sobre la energía y los alimentos no elaborados.
«Es un mal dato que afecta nuestra economía, nuestra sociedad, en particular a los colectivos más vulnerables», reconoció en una intervención en el Parlamento el presidente del gobierno, el socialista Pedro Sánchez, según la agencia AFP.
Para ello, La Moncloa anunció el lunes y oficializó este miércoles a través de su Boletín Oficial, un «plan de choque» de asistencia de 16.000 millones de euros para contener la crisis, 6.000 de los cuales corresponden a ayudas directas y rebajas de impuestos, y 10.000 a líneas de créditos.
Entre las medidas, se destaca el establecimiento de un subsidio de 20 centavos de euro sobre todos los combustibles, un alza de 15% en el ingreso mínimo vital para las familias más vulnerables, y un tope de 2% en las subas de alquileres durante tres meses.
Además, se prorrogaron hasta el próximo 30 de junio una serie de reducciones de impuestos (vigentes desde el año pasado) para aliviar el costo de las facturas de luz.
Del mismo modo, el paquete contempla ayudas a sectores particularmente afectadas por la crisis, como el del transporte, agropecuario y pesquero.
«Estamos convencidos desde el gobierno que el plan nacional de respuesta y sobre todo el acuerdo logrado en Bruselas para poner un precio de referencia al gas nos va a permitir en los próximos tiempos doblegar la curva y estabilizar la evolución del coste de la vida», agregó Sánchez.