El imponente recibimiento a la Selección campeona del mundo, con cerca de cinco millones de personas en las calles para estar cerca de Lionel Messi y el resto del plantel es, en términos numéricos, la mayor concentración de la historia argentina.
En 2022 se realizó el censo nacional, que arrojó una cifra estimada de 47 millones de habitantes. En promedio, casi el 10 por ciento de esas almas salió a darle la bienvenida a la Scaloneta.
Hay otros antecedentes, que han sido superados, pero que permanecen como hitos históricos. La llegada de los campeones de Qatar forma parte, desde hoy, de esa galería. Las manifestaciones masivas hacen al fervor popular, que se vio reflejado en el siglo XX, por primera vez, en dos funerales: los de Hipólito Yrigoyen y Carlos Gardel.
El 17 de octubre y el Cabildo Abierto peronista
Hasta el 17 de octubre de 1945 no hubo movilizaciones tan grandes como aquellas. Quedaron opacadas con lo que pasaría en la fecha fundacional del peronismo.
Miles de obreros llegaron desde el Conurbano para exigir la libertad del coronel Perón. El «aluvión zoológico» del que habló el radical Ernesto Sammartino no impresionó tanto, en principio, por la cantidad como por la composición social. Una ordenanza municipal prohibía entonces que se circulara en el microcentro porteño sin saco y sin corbata. Con lo que la marea humana de hombres y mujeres de a pie vestidos de overol contrastaba con un día normal en la ciudad.
Las cifras sobre la concurrencia varían: Félix Luna, en El 45, arriesga un número cercano a los 300 mil asistentes. Perón habló esa noche desde el balcón de la Rosada y la imponente movilización catapultó su carrera política.
El peronismo se acostumbró a los actos de masas. La Plaza se colmaba cada 17 de octubre para recordar el Día de la Lealtad. El 22 de agosto de 1951se produjo un hecho más grande aun: el Cabildo Abierto del Justicialismo. Un millón de personas fue a la 9 de Julio para lo que se imaginaba como la proclamación de la fórmula Juan Perón-Eva Perón para las elecciones de noviembre de ese año. Cuatro años antes, el censo nacional había arrojado caso 15,9 millones de habitantes.
El funeral de Evita
Desde el Ministerio de Obras Públicas, Evita no confirmó su candidatura y pidió cuatro días para tomar una decisión. De fondo se jugaba la interna con los militares que no la querían en la fórmula, frente al apoyo de la CGT. Se produjo un contrapunto con la multitud que le pedía una definición. Cientos de miles de personas se fueron a sus casas y el 31 de agosto, por radio, Evita hizo público el renunciamiento a la candidatura. El cáncer apagaría su vida diez meses más tarde. Su funeral reunió, en total, a dos millones de personas.
El recibimiento de Perón en Ezeiza
Pasaron 22 años y fue con el peronismo que se produjo la que pasaría a ser la mayor concentración de la historia argentina hasta entonces. El 20 de junio de 1973, cerca de dos millones de personas se movilizaron a Ezeiza para recibir a Perón, que volvía al país de manera definitiva. Eran cerca del 10 por ciento de la población, si se tienen en cuenta los 23,3 millones que dio el censo de 1970. Más aun: el peronismo había logrado casi seis millones de votos en las elecciones de marzo del 73, con lo que a Ezeiza se movilizó uno de cada tres votantes. Los hechos de violencia impidieron que Perón bajara en Ezeiza.
Juan Pablo II y la guerra de Malvinas
Casi una década más tarde se vio otra cifra similar. El 12 de junio de 1982, unos dos millones concurrieron al Monumento de los Españoles, en Palermo, para ver la misa de Juan Pablo II.
Un día antes, el Pontífice dio su homilía ante 700 mil fieles en la Basílica de Luján. Eran las horas finales de la guerra de las Malvinas. El papa polaco se fue del país ese 12 de junio y dos días después se rindió Puerto Argentino.
Cierre de campaña de Alfonsín
El cierre de campaña de 1983 ofreció dos actos multitudinarios al pie del Obelisco. El 26 de octubre, Raúl Alfonsín habló a cerca de 800 mil personas, en la mayor concentración de la Unión Cívica Radical en su historia.
Dos días después de que el líder radical conmoviera con el Preámbulo de la Constitución, llegó el turno del cierre de campaña del peronismo.
Ítalo Luder se dirigió a algo más de un millón de personas en la avenida más ancha del mundo, en un acto que recordaba las concentraciones históricas del primer peronismo, y a metros del lugar donde hablara Evita.
El acto pasó a la historia no tanto por su masividad sino por la imagen del ataúd con los colores de la UCR que quemó Herminio Iglesias, candidato a gobernador en la provincia de Buenos Aires.
La segunda visita de Juan Pablo II
Cuatro años más tarde, volvió Juan Pablo II. Esta vez, a una Argentina en democracia y para la Semana Mundial de la Juventud. Llegó el 6 de abril, proveniente del Chile de Pinochet y una multitud colmó la Plaza de Mayo.
Al día siguiente reunió a 700 mil fieles en Córdoba. Pasó por Tucumán, Salta, Corrientes y Entre Ríos. El 10 de abril, Viernes Santo, dio misa en el Mercado Central. El sábado por la noche colmó la 9 de Julio en un acto para la juventud. El 12 de abril protagonizó en el mismo lugar la primera misa de Domingo de Ramos que un Papa daba fuera de Roma desde hacía 400 años. Juntó a 800 mil personas.
Los festejos por el bicentenario
La 9 de Julio fue testigo de unos cuantos actos musicales gratuitos en los años siguientes. La emblemática avenida fue el escenario de otro gran hecho de masas, que se extendió por cuatro días y pareció ofrecer un sentido de unidad nacional: los festejos por el Bicentenario del 25 de mayo de 1810.
A lo largo de la avenida, desde el 22 de mayo, tomó forma el Paseo del Bicentenario, con stands de todas las provincias. Solamente el primer día hubo una asistencia de un millón de personas. Esa cifra se duplicó el último día, el 25 de mayo, exactos dos siglos después de la Revolución.
Funerales multitudinarios
Hubo que esperar a la llegada de la Selección para ver algo similar. En el medio, hubo funerales masivos, como los de Raúl Alfonsín y Néstor Kirchner y, más atrás, Perón, además de la despedida de Diego Maradona, caótica, en medio de la pandemia de coronavirus.
Justamente, Maradona (que reunió a cientos de miles en el regreso triunfal de México 86 y cuatro años más tarde con el subcampeonato en Italia) es el gran ausente en una movilización futbolera, que supera a todas las manifetaciones populares anteriores.