El pedido del pontífice se da en medio de los reclamos de los países mediterráneos para que el resto de los socios continentales cumpla los reglamentos de movilidad interna de personas y acepte recibir a cuotas de los migrantes que, por la situación geográfica, llegan casi en su totalidad a Italia, Grecia y Chipre.
Según dijo Francisco, ante 6.000 migrantes que llegaron al continente gracias a los corredores humanitarios, «la clausura en uno mismo o en la propia cultura nunca es el camino para restaurar la esperanza».
A fines de 2022, el Papa ya había pedido a Europa que «no deje solos» a los cuatro países que más personas reciben por altamar, en línea con los reclamos del nuevo Gobierno italiano que encabeza Giorgia Meloni.
«La historia europea se ha desarrollado a lo largo de los siglos a través de la integración de diferentes poblaciones y culturas. Así que no le tengamos miedo al futuro», pidió luego el Papa, que consideró que «el Mediterráneo se ha convertido en un cementerio y los corredores humanitarios ayudan a salvar vidas y dar dignidad».
Francisco, que inauguró en 2016 los corredores humanitarios al regresar desde la isla griega de Lesbos con tres familias sirias en el avión papal, consideró hoy que la herramienta es «un camino a seguir para evitar las tragedias y los peligros ligados al tráfico de seres humanos».
«Los corredores humanitarios se pusieron en marcha en 2016 como respuesta a la situación cada vez más dramática en la ruta del Mediterráneo. Hoy tenemos que decir que esa iniciativa es trágicamente oportuna, de hecho, más que nunca necesaria; lamentablemente el reciente naufragio de Cutro lo atestigua», reclamó luego el Papa, en referencia a la muerte a fines de febrero de al menos 86 personas frente a las costas italianas en un hecho que la Justicia del país investiga por tráfico de seres humanos.
«Ese naufragio no debería haber sucedido, y se debe hacer todo lo posible para evitar que vuelva a suceder», reclamó Francisco en el Aula Pablo VI del Vaticano, colmada de migrantes y personas que trabajan en su acogida.
Al iniciar la reunión, una de las responsables de San Egidio destacó la presencia «mezclados, como es el espíritu de los corredores humanitarios, de quien ha venido a Europa sano y salvo, como de quien ha abierto las puertas de su casa y su corazón».